Foto EFE

La muerte de 13 personas al desplomarse un helicóptero del ejército de México en el sureño poblado de Santiago Jamiltepec estremecía este sábado a sus habitantes, que vivieron el incidente cuando aún no se recuperaban del pánico que les provocó el potente terremoto del viernes.

Al sentir el sismo de 7,2 grados de magnitud, los habitantes de esta comunidad del estado de Oaxaca corrieron a una explanada de tierra rodeada de buganvilias y palmeras, donde creyeron que estarían seguros para pasar la noche. Pero el piloto del helicóptero, que transportaba a funcionarios que viajaban a evaluar los daños del sismo, perdió el control y la aeronave cayó de costado sobre una camioneta.

Zona minada de sangre

«Todos queríamos pasar la noche ahí, afuera, por miedo de que se nos viniera la casa encima cuando la tierra temblara otra vez», dijo a la AFP uno de los vecinos que no quiso dar su nombre. «El helicóptero dio varias vueltas, y luego se inclinó, cayó picado sobre la gente», añadió.

Para este hombre de 56 años, dedicado al comercio del maíz, casi se sintió más fuerte en el corazón que el mismo sismo.

El helicóptero trasladaba a una comitiva encabezada por el ministro de Gobernación (Interior), Alfonso Navarrete, y el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, quienes resultaron ilesos. Entre el resto de los pasajeros, varios resultaron heridos. «Se han levantado los cuerpos de 12 personas: 5 mujeres, 4 hombres, 2 niñas y 1 niño. Otra persona ha muerto en el Hospital de Jamiltepec» y otras 15 resultaron heridas, precisó la fiscalía en un comunicado.

El piloto perdió el control del aparato a escasos 40 metros de aterrizar, relató el ministro a la cadena Televisa la noche del viernes.

Los restos del helicóptero color gris camuflado yacían sobre una camioneta que quedó completamente aplastada. Otros dos vehículos cercanos quedaron dañados y semicalcinados.

La escena está minada de manchas de sangre, ropa, cobijas y sillas tumbadas entre restos de la maquinaria, constató la AFP.

Navarrete y Murat viajaron a esta zona en una misión de reconocimiento tras el sismo cuyo epicentro el Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS) ubicó a 37 km de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca, a una profundidad de 24,6 km, mientras que el Servicio Sismológico Nacional de México lo situó a 11 km de esa misma comunidad y a una profundidad de 12 km.

Shock

Frente a la explanada de tierra hay una casa humilde de techo de lámina. Su dueña fue testigo de la terrible escena y la impresión no le permite dar su testimonio. «Estoy en shock, no puedo ni hablar, casi ni respirar», dice con la voz quebrada.

A unas cuantas casas, María Margarita Sánchez vela a su hijo, Lorenzo Zárate, fallecido en el accidente. «No le puedo describir mi tristeza. Estoy muy molesta», dijo la mujer de 63 años, cubriéndose el rostro con su bufanda azul cielo.

En ese funeral, ambientado bajo el inclemente sol por una banda fúnebre de trompetas y saxofones, se velaba también a otros fallecidos en el accidente mientras acudían decenas de personas con flores blancas y velas.

El 7 de septiembre pasado un sismo de 8,2 grados de magnitud azotó a Oaxaca y Chiapas, dejando un centenar de muertos y pueblos devastados. Esa región volvió a ser la afectada por el sismo del viernes.

Eveline Medina, una ama de casa, relató angustiada su experiencia en Pinotepa: «Fue horrible, fue muy feo, todo se movía, todo se caía, no sabía lo que iba a pasar. Se oían gritos por todos lados, fue muy feo».

Revivir el pánico

El terremoto también revivió temores y provocó crisis de pánico entre habitantes de la capital mexicana que aún tienen fresco el traumático recuerdo del movimiento telúrico del 19 de septiembre de 7,1 grados de magnitud, que se sintió en otras zonas del centro del país y que dejó casi 400 muertos y múltiples derrumbes, la mayoría en la capital.

Cientos de personas salieron corriendo de sus casas y oficina y los hospitales evacuaron a los enfermos hacia explanadas o en medio de las avenidas de la zona.

El sismo se sintió con fuerte intensidad en Acapulco, Guerrero, donde los turistas desalojaron momentáneamente los hoteles. También sacudió el estado de Puebla.

Pero la tarde del sábado el gobierno levantó el Comité de Emergencias tras asegurar que el saldo era blanco en todas las zonas donde se sintió y con escasos daños en la Ciudad de México.




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