La idea es completar la lista de compras. (Foto Eduardo Valencia)
Dayrí Blanco
Al menos tres veces a la semana Celina Fermín cumple la misma rutina. No tiene un trabajo fijo. Su ocupación es atender su hogar. Una tarea compleja en la actualidad. Antes del amanecer sale de su casa en Naguanagua. Conduce su vehículo sin rumbo determinado. Donde ve que se está formando una cola en las puertas de algún establecimiento se detiene y se une. Sin saber qué venderán espera pacientemente. Al salir de ahí visita unos cuatro comercios más.
La idea es completar la lista de compras. Ese es su plan, pero no siempre lo cumple. Tiene tres hijos de edades y necesidades alimenticias y nutritivas distintas. Sergio de 19, Guillermo de 12 y Martina de dos años. En su cocina debe haber una variedad de ingredientes para poder cumplir con los regímenes de cada uno.
Su esposo y ella se adaptan a cualquier plato, pero sus hijos no pueden hacerlo. El mayor tiene gastritis, su dieta debe ser especial. El que le sigue está en pleno proceso de crecimiento y es deportista de alto rendimiento, y la niña es alérgica al gluten y a la proteína de leche de vaca. Todos desayunan, almuerzan y cenan diferente.