La contaminación es la protagonista de la zona. Habitantes de la Vivienda Rural de Bárbula en Naguanagua pasan la cuarentena en medio de olores nauseabundos, desbordamiento de aguas negras y fallas en los servicios públicos.
Para Arcilia de Leones, vecina del sector, la calidad de vida no existe. Tiene 58 años de edad, no duerme bien, vive enferma y lo que siente es indignación. Está cansada de denunciar ante la Hidrológica del Centro (Hidrocentro) y autoridades municipales el colapso de las cloacas y obtener siempre la misma respuesta: el silencio.
Son aproximadamente 500 familias que residen en las adyacencias de la Escuela Nacional Bárbula, Jardín de infancia Bárbula, Iglesia Santa Eduviges, la cancha múltiple, comunidad Los Próceres y zonas adyacentes.
Diagnósticos como alergias en la piel, enfermedades respiratorias, vómito y diarrea son frecuentes en niños, adultos mayores y pacientes con enfermedades crónicas.
Según la vecina, desde hace tres meses se ha agudizado la problemática. Para ella, pasar el confinamiento en esas condiciones es una desgracia. “Estamos encerrados, aguantamos calor, no abrimos las puertas y aun así la hediondez es insoportable. Esto es una situación inhumana”.
Agua contaminada en tiempos de pandemia
Al desbordamiento de cloacas se le suma la irregularidad del suministro de agua por tuberías. Una, o con suerte, dos veces a la semana los vecinos abren el grifo para recolectar agua que les llega contaminada.
Bañarse, lavar la ropa, cocinar, hacer el aseo en el hogar y cumplir con el lavado regular de manos para evitar contagios por COVID-19 son tareas que se tornan difíciles detalló Arcilia De Leones. “Nos mandan a desinfectarnos lavándonos las manos, tratamos de tener las precauciones pero para nosotros no es fácil”.
“No hay recursos”
En el barrio La Luz de Naguanagua los vecinos no escapan de estos problemas. Denunciaron que desde hace aproximadamente cuatro años hay brotes de aguas negras que afectan alrededor de mil 500 familias.
Luis Castillo, vocero del consejo comunal, indicó que la respuesta de Hidrocentro es que no hay recursos ni maquinaria para solventar la problemática que ocasiona un deterioro en la calidad de vida de la comunidad. Escabiosis y sarpullidos en la piel son las afecciones más comunes.
Bote de aguas blancas
Osmary Robles no justifica que los habitantes padezcan por la escasez de agua que les suministran dos o tres veces por semana, cuando en la avenida principal hay varios botes de aguas blancas donde se desperdician cientos de litros a diario.
Pero una vez más la respuesta de Hidrocentro se repite: no hay recursos.
Los vecinos agregaron que la falta de alumbrado público desde hace más de dos años se suma a la lista de deficiencias que enfrenta la comunidad.
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