Al británico Phileas Fogg le tomó 80 días viajar darle la vuelta al mundo desde la ciudad de Londres. Pero sólo fue por una apuesta con varios de sus colegas, según cuenta la exitosa novela del escritor francés Julio Verne. En cambio el barquisimetano Anthony Vizcaya duró dos años en recorrer todo el globo terráqueo para vestir la camisa de los Navegantes del Magallanes.
Pese a la creencia generalizada, que por haber nacido en un estado en el que exista un equipo de beisbol local, ya debas ser seguidor de sus colores, existen varios casos que contradicen esa lógica. Juan Graterol, nació en Maracay y era caraquista desde niño, o el de Robert Pérez, que fue toda su carrera un cardenal, pero soñaba con vestir el uniforme de los Tiburones de La Guaira. Ejemplos como esos son más comunes de lo que suele creerse y Vizcaya es uno de ellos.
“Nací en Barquisimeto (estado Lara) y bueno los Cardenales fue el equipo que me firmó, pero desde niño, siempre fui fanático de los Navegantes del Magallanes y cuando transcurría mi carrera, más quería serlo, pero debí esperar”, reveló el derecho, que defendió a los larenses por tres campañas.
Vizcaya actuó en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional con la camisa roja de los Cardenales durante las zafras 2013-2014, 2015-2016 y 2016-2017, hasta que fue dejado en libertad. Allí trabajó siempre como relevista, en los que acumuló 12 encuentros disputados con una elevada efectividad de 12.66. Algo fuerte para un brazo que salía desde el bullpen, pero luego de eso debió cruzar la frontera y abrirse paso a otras ligas.
Desde el año 2017 decidió tomar rumbo a Colombia. Allí, en suelo del hermano país, comenzó a conocer el circuito que poco a poco se ha ido estableciendo y le otorgó la confianza de crecer profesionalmente.
“Debo agradecer a esa liga por abrirme las puertas, para poder conseguir saltar al beisbol japonés”, expresó el serpentinero. “Cuando llegué a Colombia me tracé la meta de mejorar, porque si quería regresar a la LVBP debía recobrar la confianza y llegar a ser lo que yo quería ser. Mejorar lo que no había podido hacer con Lara”.
El Fukushima Hopes, de Baseball Challenge League (independiente) fue el encargado de contratar al tirador venezolano, luego de su estadía en el campeonato neogranadino.
“Ese equipo me ayudó mucho, porque enfrentar bateadores de poder de esa zona del mundo, hace mejorar enormemente, ya que muchos jugadores fueron grandeligas o simplemente hacen lo posible para subir de nivel a la Liga Japonesa de Beisbol Profesional (NPB por las siglas en inglés de Nippon Professional Baseball)”, contó el lanzador de 25 años de edad, que había sido dejado libre por los Indios de Cleveland en 2014.
Después de su viaje al otro lado del mundo, regresó al continente americano, para jugar otra campaña en la Liga Profesional de Colombia, nuevamente con los Leones de Montería. Su trayecto por el beisbol nipón le otorgó la habilidad de cambiar de rol y abrir juegos. De hecho, era algo que iba haciendo desde que terminó la campaña anterior en la región cafetalera.
“Jugar en Colombia me ayudó a poder durar más tiempo en los juegos, ya no era ese relevista de un solo inning, ya podía durar más entradas y no cansarme, gracias a eso pude empezar a abrir juegos”, destacó el fusilero que inició cuatro encuentros de los seis que tiró en Colombia. “Me fue muy bien abriendo juegos, fui dominante y eso que había muy buenos bateadores allí, como el caso de Reynaldo Rodríguez que lo enfrenté unas cuatro veces”.
En 32 innings aisló 25 hits y 10 carreras, con una excelente relación seis boletos por 25 ponches, para un buen promedio de 2.25 y 0.96 de WHIP.
EL CONTACTO PARA SER TRIPULANTE
Es cierto que le tomó un buen tiempo llamar la atención de los bucaneros, pero esa espera valió la pena Vizcaya y Magallanes.
“Ese muchacho es un salvavidas”, soltó el manager Luis Dorante. “Me salvó en Puerto La Cruz en su primer juego, cuando Yohander (Méndez) no nos pudo hacer el trabajo. Menos mal que lo trajimos de Colombia, porque es muy bueno y sé que puede ayudar tanto en el bullpen como en la rotación”.
Y es que el plan de Vizcaya fue ese desde el inicio.
“Yo debía mejorar mi labor como lanzador, de poder abrir juegos también y cuando Navegantes me contactó les dije que podían contar conmigo en ese rol”, comentó el fusilero, que desde su debut en el Estadio Alfonso Chico Carrasquel, el 5 de diciembre, suma cuatro entradas en blanco, en las que ha encajado tres hits, mientras que ha regalado un boleto y suma cuatro abanicados.
“El recibimiento ha sido buenísimo. Este equipo es lo que yo soñaba desde niño y bueno no pienso meterme cosas en la cabeza para no perder la sincronía, pero cuando me toque abrir un juego con este uniforme será como cuando me lo coloqué el primer día, allá en Puerto La Cruz”, aseguró.
El barquisimetano, de 25 años de edad, había estado en la mira del Magallanes desde hacía algún tiempo. Rafael Yánez, parte del grupo de scouts de la nave, le había hecho seguimiento desde que estaba en Japón.
“La idea era que estuviera desde el primer día de la temporada con el equipo, pero era difícil garantizarle un cupo en el roster inaugural y entonces decidió irse a Colombia para mantenerse lanzando”, reveló Roberto Ferrari, presidente del conjunto filibustero. “Una vez que se abrió la posibilidad de traerlo, no hubo inconvenientes. Es un brazo que nos será de mucha utilidad”.
El sábado está previsto que Vizcaya inicie el primer partido de su carrera en el circuito criollo, lo hará contra Águilas del Zulia en el Estadio José Bernardo Pérez. Si todo marcha bien, quizás pueda llenar una de las vacantes.
CONVERSACIONES LEJOS DE CASA
Al estar lejos de casa, sólo queda hacer amistades que hagan el nuevo hogar lo más parecido al que se dejó atrás. En ligas fuera del país, los venezolanos buscan estar juntos para, de alguna manera, paliar la soledad, pero Vizcaya hablaba mucho y compartía con el inicialista Reynaldo Rodríguez, su compañero con los Leones de Montería.
“Siempre estábamos en conversaciones, entonces me comentó que vendría a Venezuela a jugar con los Navegantes y yo le dije que yo también estaba cerca de eso, entonces comenzamos a hablar mucho sobre el tema, de estar pendiente de cuando se venía y él me preguntaba cuando me tocaba a mí. Siempre estábamos en constante conversación”, dio a conocer el larense. “Cómo ya él tiene experiencia en Venezuela, tras sus años con las Águilas del Zulia y que fue tan bueno, me da muchos consejos, porque, aunque no es pitcher, me dice cómo conseguirle el punto débil a los bateadores”.
Ahora tiene la oportunidad de vivir la experiencia que anhelo, como miembro del bullpen con la mejor efectividad en la temporada (2.96).
“Ya llegué a jugar con el equipo que soñaba desde niño, ahora espero volver a firmar con una organización de Estados Unidos y, quizás, más allá subir un día a las Mayores, porque si me salen dos ofertas al mismo tiempo, entre Japón y Estados Unidos, no dudaré en elegir el beisbol organizado (risas)” concluyó el escopetero.
En la historia Verne, Fogg ganó la felicidad al regresar a Londres en la fecha y la hora pautada, luego de su travesía de 80 días fuera de casa. A Vizcaya le tomó un poco más de tiempo, pero tiene la misma satisfacción de poder estar al fin en su hogar, dulce hogar.
Prensa LVBP.