Sin que nos quede la menor duda, una ruin camarilla, una malvada Nomenklatura, un corrupto grupete de unos pocos miles de forajidos tienen secuestrado el futuro de 30 millones de venezolanos. Y esta banda de malhechores se aferra al poder con la única y desmedida herramienta que le queda, la violencia, porque solo puede amenazar, encarcelar y disparar.

Brutal represión y desgraciada radicalización desde la absurda intentona de clausurar la Asamblea Nacional anulándole todas sus atribuciones a través del TSJ; para luego montar ese burdo parapeto de una Asamblea Nacional Constituyente prêt-à-porter de las ínfulas de este aprendiz de dictador.

Comentario obligado, frase que sustituye al coloquial saludo ¿Cómo está la vaina? – pues sabemos que esta vaina se jodió hace rato- ahora lo que se escucha por doquier es ¿Hasta cuándo?… ¿Qué más podemos esperar? ¿Qué más tiene que pasar?

La democracia supone la participación activa de los ciudadanos en las decisiones que afectan su destino. Como también supone que el ciudadano se niegue a aceptar la condición de súbdito y rechace relaciones sociales enajenantes.

Participar es ante todo la acción y el efecto de tomar parte. Puede ser considerado como compartir con otros desde un reclamo hasta un sentimiento. Participar es sentirse parte de la familia, de un equipo, del colegio, del barrio, del condominio, de una Nación.

No es solamente ir a reuniones, votar en una elección o dar a conocer su opinión. Lo más importante es que usted se sienta formando parte de un grupo social con todo lo que ello implica: compromiso y mucha responsabilidad. Desde una perspectiva pragmática se entiende que las personas en general participan en la medida en que se sientan afectadas por una situación…Y ya todos estamos, en menor o mayor grado, bien enterados de cuanto nos ocurre como país.

Contamos con un conocido aforismo que nos recuerda que existen ciertos momentos en la vida que de no aprovecharse podrían conllevar un arrepentimiento posterior: “Sólo hay dos cosas que nunca vuelven atrás, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida”.

Así las cosas, este es el momento de colaborar en una fase fundamental en la recuperación de un país que anhela paz, tolerancia, seguridad; de un país íntegro, competidor, donde más que socialismo de ningún siglo tengamos la prosperidad que tan sólo el trabajo y el esfuerzo garantizan; este es el momento de perseverar en el logro de un país sin tiranías y sin tiranos.

Este es el momento de luchar comprometidamente por la aspiración de vivir en un país alejado de esa perversa dicotomía social, cultural y política a la que se nos ha conminado a lo largo de estos interminables años, en la que el propio pueblo se ha visto empujado a dividirse en “escuálidos” o “revolucionarios”. Este es el momento de entender que el verdadero adversario no es otro que este perverso régimen que nos ha anclado en una depresión económica irresponsablemente generada, este gobierno que incrementó el desempleo, la criminalidad, la desintegración familiar, la ignorancia, la pobreza, la hambruna y la miseria.

Es el momento de unificar nuestro país y esa imperativa necesidad se dará solamente con la democrática y comprometida participación.

Esta crisis que venimos viviendo y que se acentúa con el paso del tiempo no es responsabilidad de unos u otros, sino que es responsabilidad de TODOS, y tal vez podría resolverse apoyando decididamente tanto a la MUD como al Frente Nacional en Defensa de la Constitución y la Democracia.

No permitamos que decaiga la fuerza y el empuje de la pasión que debe acompañarnos en ese camino que hemos emprendido para recuperar las esperanzas truncadas y el porvenir de nuestro país.

Depende de nosotros que la nuestra no sea una historia de oportunidades perdidas y de posibilidades no aprovechadas…

 




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