En Venezuela, la Navidad comienza a sentirse desde octubre. No hay duda de que, pase lo que pase, somos un pueblo feliz y la música es, de alguna manera, responsable de ese sentimiento. Somos de los pocos países que tiene música navideña propia, es decir, tenemos un género musical navideño que comprende diversos estilos, el villancico, el aguinaldo, la parranda y la gaita. El hecho es que, en la mayoría de los comercios, se escucha y se disfruta nuestra música navideña.

Valencia era una ciudad gaitera. Tal vez fue gracias a Ricardo Aguirre, “el Monumental”, que enamoró no solo a los zulianos, sino a todos los venezolanos, con sus maravillosas gaitas, “La Grey Zuliana”, “La Pica Pica”, “Maracaibo Marginada” y “Remembranzas 2”, por nombrar algunas, y agregaría, que de manera especial enamoró a los valencianos. Los muchachos de nuestra generación pasaron de cantar aguinalditos, a cantar gaitas, tocando tambora con tobos volteados y palos de escobas cortados y usando las botellas de “Orange Crush” como charrascas.

A comienzos de los años setenta fueron apareciendo grupos de gaitas valencianos y, en los ochenta, ya eran bastantes y no tenían mucho que envidiar a los maracuchos. Fue en esa época cuando comprendí esa conversación que se formaba entre las tamboras gaiteras, en complicidad con el furro y la charrasca, instrumento del que quedé prendada. Estaban “Los Vocalistas de la Gaita”, grupo al que pertenecí desde sus inicios hasta el año 77, ganadores de un Mara de Oro y compartieron escenarios con los grupos más importantes del país, además de los carabobeños “Bejuma 80”, “Burbujas”, “Sofra”, que después fue “Soto’80”, “Chiculinos” y mi grupo “Fuleros”, sin olvidar “Ondas del Lago” y “ZulVal”. Y conste que de “Ondas del Lago” salieron Chúo “Saltaperico” Rodríguez y Pablo Grey. Chúo, mi maestro de charrasca, hermano de la vida, conguero de “Maracaibo 15” y arreglista de “Amparito”, y bueno, Pablito Grey, qué puedo decir de él que no se sepa, ese que, con su mágica voz, solista en “Orinoco”, “Auyantepuy” y tantas otras, nos enamoró a todos los venezolanos.

Pero nos dimos cuenta de que las nuevas generaciones preferían escuchar otra música y casi que las navidades se convertían en un suplicio para ellos. Y nace FIGA.

Es posible que alguno de ustedes se pregunte ¿qué es FIGA? Pues son las siglas del Festival Intercolegial de Gaitas y Arte, un espectáculo musical que busca promover las raíces, el folklore, la cultura y el talento juvenil valenciano. Es un proyecto innovador y diferente, donde se presenta una propuesta con valor cultural y educativo que fomenta la identidad nacional a través de la gaita, patrimonio cultural de Venezuela.

Hoy en día FIGA se ha convertido en la puerta para acceder al mundo de los sueños del arte de muchos jóvenes en esta ciudad. La magia de la música los ha tomado y ahora los instrumentos no salen de sus manos, ni de sus vidas. Hay un contacto hermoso con la realidad, con el entorno, con sus compañeros en cada ensayo, en cada reunión.

FIGA nace por iniciativa de unos jóvenes que pensaron lo maravilloso que sería hacer una competencia gaitera entre colegios, tipo el “Gaitas Intercolegiales” de Caracas.

En 2016 tuvieron su primer encuentro, en el que fui jurado y, para los años siguientes, tomó la batuta una de esas jóvenes soñadoras, María Fernanda Mendoza, nuestra querida Nanda. El primer cambio fue comenzar a dar talleres sobre la gaita a los participantes, unos meses antes del evento, en los que se involucraron especialistas románticos, que, según la misma Nanda, “han sido parte del alma y del sentimiento del proyecto”. El segundo cambio fue involucrar a todos los participantes en una interpretación conjunta de gaitas, que llamaron “la macrogaita”.

Cabe destacar que la “macrogaita” sirvió de inspiración a los gaiteros maracuchos al evento que les hizo merecedores en 2022, del Récord Guinness, porque ya FIGA tiene siete años haciéndolo, uniendo a los músicos gaiteros de todos los colegios en un mismo escenario, llegando a ser hasta trescientos muchachos juntos. La verdadera integración.

Y es que cada liceo, cada colegio participante ha creado en su seno un gigantesco conjunto integrado no solo por los jóvenes estudiantes, sino también por los padres, abuelos, profesores, maestros, vecinos y amigos. Es impresionante como la frase de César Miguel Rondón en la Obra Maestra Vida de Rubén Blades, toma vigencia en este caso: “La Música no es más que un pretexto”. Y sí, un pretexto para la unión, para crecer juntos en los sueños, en la amistad, en la búsqueda de un logro, de un país, de una manera de vivir, pero entendiendo que todo eso no podemos hacerlos solos, Todos somos necesarios, importantes, ¡TODOS SOMOS FIGA!

Anamaría Correa

anamariacorrea@gmail.com

¿Quieres recibir nuestros titulares diarios, matutinos y vespertinos?
Únete a nuestro canal de Telegram
https://t.me/titularesec

O a nuestro grupo de whatsapp
https://chat.whatsapp.com/E55qyLa9mGw2hNNrN32r1b
Con gusto te los enviaremos




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.