Ex presos políticos relataron ante la OEA torturas a las que fueron sometidos
/ Foto: Cortesía (Monitoreamos

Un grupo de expresos políticos venezolanos y familiares de algunas víctimas de la represión relataron ante un panel de expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA) parte de los crímenes de lesa humanidad a los que se vieron sometidos por parte de funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro.

Los hechos se suscitaron cuando estuvieron detenidos en calabazos de los cuerpos de seguridad del Estado o en recintos carcelarios, o mientras se movilizaban en las calles para exigir el respeto a sus derechos.

Señala la web de El Pitazo que algunos, entre lágrimas, relataron cómo les aplicaron torturas.

Los testimonios acerca de las torturas

Destaca el testimonio de Olga González, viuda de Leonardo González, asesinado en las protestas de 2017. Su esposo murió mientras él y unos vecinos se marchaban de una protesta en un vehículo. Funcionarios policiales abrieron fuego contra el carro: de los 21 impactos de bala contabilizados, uno atravesó su espalda. Su esposo se sintió herido, se bajó del carro, pidió ayuda y se la negaron.

El ex preso político Jesús Alemán, de 31 años, recordó que en febrero de 2014 le arrodillaron y apuntaron en un callejón, pero al funcionario se le engatilló el arma, por lo que le golpearon. Luego, en 2018, funcionarios del Sebin le secuestraron y le aplicaron torturas: cubrían su cabeza con una bolsa para ahogarlo, golpearlo y torturarlo con descargas eléctricas en la espalda y el tórax.

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Contó que cuando estuvo preso se enfermó de escabiosis y hongos, incluso llegó a verse los tendones de los dedos de sus pies y la carne de sus dedos se caía a pedazos. «Me negaron asistencia médica», denunció Alemán.

Siembra de armas

Por su parte, el ex preso político Nixon Leal aseguró ante un panel de expertos en la OEA que le sembraron armas para justificar su detención forzada: “Nadie sabía en dónde estaba detenido. Mi mamá me buscó hasta en la morgue y nadie le dio razón de mi paradero”. Lo llevaron a la sede de la Dgcim, donde lo torturaron durante varios días, lo desnudaron, le esposaron las manos y le dieron golpes en el estómago y lo ahorcaron por lapsos de tiempo.

El capitán Luis de la Sotta denunció que lo llevaron a un sótano de la Dgcim, lo esposaron fuertemente con las manos hacia atrás, le cubrieron el rostro y cabeza con una carpeta de manila y cinta de embalar. Allí, cuatro funcionarios lo torturaron física y psicológicamente por cuatro días. Lo asfixiaron en reiteradas ocasiones con bolsas plásticas, hasta provocarle sangrado por la nariz, también lo apuntaron con una pistola en la sien simulando ejecución.

Largas sesiones de torturas

Demóstenes Quijada denunció que le llevaron a casas de tortura externas de la Dgcim, donde recibio golpes. “En todo momento me trataron como prisionero de guerra. Pasé sesiones de más de 20 horas colgado de mis muñecas con esposas en altura, desnudo, sometido a periódicos baños de agua helada en espacio reducido con un sistema de enfriamiento evidentemente sobredimensionado para generar unas temperaturas muy bajas, difícilmente soportables». También le aplicaron descargas eléctricas.

Finalmente, el hermano de Ronald Ojeda, Javier Ojeda, destacó que el teniente fue asesinado en Chile por delincuentes que estaban a las órdenes del gobierno de Maduro. Relató cómo fue tratado su hermano cuando estuvo detenido en Venezuela: “Hubo daño psicológico. Cree que todo ello se debía a que Ronald Ojeda tenía conocimiento de la estructura jerárquica de las mafias militares que contrabandeaban gasolina, medicinas, medicamentos y drogas a países vecinos de la región.

Lee la nota completa en El Pitazo.

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