Hoy, se realizarán las elecciones municipales en las que se elegirán a los alcaldes y alcaldesas de los 335 municipios del país, y se repetirá la elección regional en el Estado Zulia tras la polémica destitución de su Gobernador electo -por no subordinarse ante la anc (así: ¡en minúsculas!) -, optando para el período 2017-2021. Serán las novenas elecciones municipales que se realizarán en Venezuela desde 1979.

En cualquier sociedad moderna, las elecciones representan una de las más importantes herramientas concedidas a los ciudadanos. Son el mecanismo que empodera a los gobernados para elegir a quienes deben conducir el destino de su país y de sus regiones. Y, cuando de enfrentar la arbitrariedad del poder se trata, son el mejor instrumento con el cual toda sociedad puede defenderse potencialmente.

Las elecciones constituyen uno de los elementos que mayormente dan cuenta de la fortaleza de las instituciones en la democracia, no en los regímenes de poder totalitario (dictatorial: absolutista o tiránico). Así, en el espacio público no sólo son un medio para que cualquier ciudadano pueda acercarse a la política, sino que también se convierten en el mejor camino para que todo ciudadano busque y encuentre una representación política más adecuada a sus intereses.

De modo que la participación política ciudadana se convierte en uno de los aspectos que son mejor reforzados en su promoción. Y para los gobiernos democráticos, las elecciones representan su principal fuente de legitimidad. Precisamente, ellas son parte de las reglas del juego político, universalmente reconocidas, que ofrecen mejores resultados cuando las sociedades tratan de saldar conflictos de forma pacífica y organizada, en sus dinámicas políticas cotidianas. Su ausencia se ha convertido en el principal síntoma del autoritarismo.

En Venezuela, este año 2017, con las elecciones de hoy, se han realizado dos procesos electorales para elegir a Gobernadores y Alcaldes. Constitucionalmente, las primeras de estas elecciones debieron haberse efectuado en 2016, pero dada su relevancia y el contexto político, hacerlas en tal momento era sumamente riesgoso (por: perjudicial) para el oficialismo, y por ello fueron suspendidas mediante una maniobra de quienes dirigen al régimen gubernamental y del poder electoral, por cierto, una institución que cada vez está más desprestigiada ante la ciudadanía y las instituciones electorales en la región y del mundo.

Sin lugar a dudas, estos eventos electorales tienen una doble importancia para las fuerzas democráticas políticas del país, a saber: primero, tales elecciones representan una de las más grandes oportunidades que tiene la oposición venezolana de recuperar espacios, para demostrar poder y el profundo rechazo que siente la sociedad en general hacia el actual régimen gubernamental y sus fanáticos; y segundo, estratégicamente estos comicios se ofrecen como una de las soluciones más viables a la solución de la crisis, si se consideran los peligros de las anteriores artimañas judiciales que suspendieron el referéndum revocatorio, y que podrían también obstaculizar la propuesta de unas elecciones generales anticipadas.

Obviamente, un escenario electoral en el cual la oposición obtenga la victoria en la totalidad de las alcaldías de los municipios, representará la más grande amenaza para la revolución, y significará la extinción del chavismo como opción política.

Las elecciones municipales son, por su naturaleza y lógica, las más cercanas a la decisión mayoritaria del pueblo, ya que en éstas se elegirán a los representantes de los gobiernos locales de 335 municipios en toda la República de Venezuela. Por eso, la importancia relevante que el régimen gubernamental le da a estas elecciones y que también debiera darle TODA la oposición política.

Las 335 alcaldías se disputarán entre 2.024 candidatos, lo que da una media de 6 candidatos por alcaldía. Para 1.600 concejales elegibles se aceptaron 23.890 aspirantes,; o sea, una media de 15 candidatos por cada concejal. Para los 685 puestos de ediles se admitieron 4.791 aspirantes, o sea,: una media de 7 candidatos por edil. Las altas cifras de pretendientes por cargo son indicativas de que la polarización entre las dos preferencias mayoritarias (dictadura-oposición) no es tan evidente para estas elecciones, como era de esperarse.

Por el contrario, tal cantidad “excesiva” de aspirantes a tales cargos lleva a la conclusión de que tanto la militancia del partido oficialista como la de la oposición están fracturadas y segmentadas en grupos de poder, lo cual explica tanta afluencia de candidatos a las mismas. Sin embargo, es justo reconocer la diversidad ideológica política que existe en Venezuela, lo cual le da un mayor sabor “democrático” a la contienda.

Los resultados en estas elecciones municipales serían algo así como la expresión genuina del tipo de gobierno que desearía la ciudadanía de la nación. Es el verdadero poder del pueblo el que decidiría con quién se identifica más y mejor  Esa porción es quién decidirá en manos de quienes depositará su confianza para que le resuelva sus problemas cotidianos, que tanto abruman hoy día al venezolano común.

Desde las primeras elecciones municipales hechas en Venezuela, las experiencias con alcaldes y alcaldesas han sido múltiples y variadas. Se han visto a ést@s y a representantes de los concejos municipales cumplir a cabalidad con sus responsabilidades y obligaciones otorgadas por la ciudadanía del municipio. También se han visto a alcaldes, alcaldesas y concejales ponerse de acuerdo y hacer obras maravillosas para beneficio de las comunidades que han administrado.

Se ha visto a alcaldes, alcaldesas y concejales municipales defraudar a quienes los eligieron esperanzados en que les cumplirían sus promesas electorales y fallaron en hacerlo. Se han visto a corrupt@s hacerse ric @s a costa del dinero del pueblo, y han tenido que irse a vivir al exterior y disfrutar de tales riquezas por miedo a rendir cuentas al pueblo y a la justicia.

Con un descontento generalizado de la población, que ha calado hasta en la misma militancia del régimen, es de esperarse que el pueblo venezolano se decida a proponer a través de estas elecciones municipales, cambios radicales de rumbo a las políticas micro y macro económicas, y exprese su subrepticia voluntad de desear un próximo cambio de gobierno.

Un triunfo para la oposición significaría una ratificación de que han estado en lo cierto, de que son mayoría política en el país. Ésta sería una demostración contundente de que el pueblo venezolano desea un cambio radical de dirigencia que garantice la solución a los problemas, lo que sin duda alguna le serviría de palanca al sector opositor para aspirar pacífica y democráticamente llegar al poder en un futuro muy cercano. En ese caso, Venezuela se pronunciaría por la democracia, el progreso, la eficiencia, la modernidad, la justicia y la inclusión social real.

Es muy posible que tanto simpatizantes del régimen como los de la oposición estén tan decepcionados con ambos sectores ideológicos, por diferentes razones de todos conocidas, que se abstengan de votar y la abstención sea más alta de lo esperado. A estos sectores, se les invita a que piensen primero en Venezuela, quien los necesita en este crucial momento, para dirimir, de una vez por todas, sobre el tipo y nivel de vida que desea la mayoría de los venezolanos.

Votando masivamente se sabrá con bastante claridad qué es lo que se quiere para el futuro inmediato. Abstenerse de votar significa entregar tu derecho a elegir a otros que elijan por ti, razón por la que no tendrás derecho a reclamar y tendrás que aceptar cualquier resultado, el cual posiblemente no desees.

¡Vota y lucha por Venezuela (por ti, por tu familia y por todo lo tuyo), es lo que la historia te reclama con vehemencia!.

 

 




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