Si bien toda sistematización está precedida por el «hacer», se ve facilitada por una descripción del contexto en el que se desarrolla la experiencia. La sistematización auto/etnográfica está particularmente interesada en analizar el contexto relevante como base para comprender todo lo demás. La sistematización etnográfica es también una actividad pensando en la meta-sistematización, es decir, la sistematización o construcción de sistemas que pueden ser aplicados en la educación, la cultura y el patrimonio entre otras disciplinas, en entornos urbanos, incluso en el mundo empresarial, aunque con estrictas adaptaciones.
Como vemos, es una interpretación o reflexión desarrollada por las propias personas desde su propia perspectiva y desde sus propios recursos cognitivos, culturales y sociales. Las personas piensan sobre sí mismas, sobre lo que han hecho, lo que hicieron, lo que harán, sobre sus experiencias, sobre los pensamientos que tuvieron mientras participaban en las buenas prácticas (propuestas, proyectos, programas, actividades) en desarrollo, con/forman categorías que aumentan la comprensión, se hacen abstracciones, y todo esto es la base del aprendizaje relacionado con los procesos de cambio social. En la medida en que el trabajo de sistematización se acerca a la realidad de esta manera, en esa medida es significativo.
En la nueva versión de la sistematización etnográfica, la sistematización, la eficiencia, efectividad y la eficacia no provienen de ningún criterio administrativo introducido, sino de algunos criterios de subjetividad y de algunos factores internos y externos que han influido. Con relación a la sistematización etnográfica, también se debe reconocer que la idea de desarrollar modelos de intervención social o sistemas de la actividad humana, adecuados a diferentes contextos y problemáticas, se ve como un deber de avanzar e investigar en detalle.
La línea de tiempo o trayectoria histórica además de los mapas mentales son recursos valiosos que se pueden vincular a una matriz del sistema. Esta matriz se utiliza en la sistematización para resumir todas las conclusiones extraídas e identificar eventos y categorías.
En la sistematización auto/etnográfica los diarios de campo deben responder a preguntas que, se relacionan con i) la evaluación de lo aprendido (formulación de las lecciones aprendidas por parte de los protagonistas) y ii) la contrastación teórica (por parte del auto/etnógrafo o auto/etnógrafa). Cabe decir, esta generación teórica merece una mención especial en el proceso de sistematización etnográfica. La sistematización auto/etnográfica se constituye en una evaluación de experiencias de desarrollo con elementos del autoenfoque, auto método y autotexto de la autoetnografía.
En el contexto de la sistematización etnográfica, el facilitador o facilitadora del proceso de sistematización debe escribir en su diario las palabras marcas (palabras clave, o bien palabras-claves o descriptores de contenidos) entre corchetes, y su presencia permite organizar la información, esto es, señalar los segmentos, resaltarlas de alguna manera a la vista del investigador o la investigadora, colocadas en negrillas o resaltadas para separarlas del resto del texto. Vale destacar, lo que hace la marca es estructurar el cuerpo del diario para trabajar de forma más precisa. Aquí el investigador o investigadora descarga sus apreciaciones especulativas tratando de comprender lo que observa, lo cual es válido y una parte muy importante del trabajo. ¡Preservemos y salvaguardemos la sistematización auto/etnográfica!
