Los médicos en Cúcuta están en alerta amarilla, que implica una disponibilidad de 24 horas para atender la situación de emergencia que pudiera presentarse en la frontera. La red hospitalaria está dispuesta para la asistencia de heridos graves, a igual que los 11 puestos de atención instalados en distintos puntos de la ciudad. De ellos surge un voluntariado que trabaja de corazón.

«Los venezolanos duelen, las necesidades que pasan hacen que se le dobleguen a uno las fibras hasta lo más profundo. Es imposible dejar pasar desapercibido el sufrimiento ocasionado por tan poquitas personas», dice Carlos Becerra, médico de urgencias destacado en el puesto de atención del puente Francisco de Paula Santander, en Ureña.

Allí ha visto el sufrimiento. Ha atendido a pacientes renales graves que mueren en Colombia, donde llegan luego de tres o cuatro meses sin poder dializarse en su país. «Hacemos lo posible por ayudarles, pero ya vienen en condición de gravedad. El gabinete de Maduro, de unas 40 personas, está matando a 30 millones de venezolanos, al negarles los medicamentos».

El doctor Becerra cree que lo que acontece con las medicinas en Venezuela es un delito de Lesa humanidad. «Es una forma de matar a la gente por privarles de la prestación de servicios de salud y como médicos no podemos dejar pasar la oportunidad de ayudarles».

En Colombia ha atendido a pacientes hipertensos, con insuficienia renal y cardíaca que carecen de acceso a la medicación. Este médico recuerda como hace dos años se creó un negocio de compra de medicamentos en Colombia para revenderlos a cualquier precio en Venezuela. Para él, esta es una forma de matar a alguien con sevicia.

Pero aún más cuestiona al Gobierno, que priva a los venezolanos de medicamentos vitales para el corazón, los riñones, para el cáncer. «Si no consigues una pastilla para el dolor de cabeza no importa, pero si se trata de medicinas vitales, sencillamente te mueres y eso es lo que está pasando en Venezuela. Es la negligencia del gobierno en su más pura expresión, se trata de un orgullo que no sabemos hasta dónde va a llegar. Confiamos en Dios y en el mundo, que está mirando a Venezuela, esperamos que esto pase pronto».

En Colombia el gobierno ordenó atender a toda la población de venezolanos en situación de vulnerabilidad. Es un programa de atención ilimitada a los heridos por la represión que son tratados en toda la red hospitalaria, pública y privada, del departamento del Norte de Santander de manera gratuita. «Ayer extraje un perdigón de la cara a un chico, al que le hicimos cirugía».

Indignación y frustración

La quema de la ayuda humanitaria le ocasionó indignación y frustración. Cree que una persona en Venezuela daría su carro o su casa por recibir una medicina vital, pero en Ureña vio quemar medicinas a gente afín al gobierno, «que portan uniforme pero que creemos que no son guardias, porque los militares no disparan a personas con las manos en alto». Ahí había fórmulas para manejo de la desnutrición, un padecimiento que aqueja al 60% de los niños en Venezuela. «Eso fue un gran impacto».

El médico atestiguó que los camiones llevaban insumos químicos necesarios para hacer mantenimiento a las máquinas de diálisis en Venezuela. También habían medicamentos para tratar el VIH, la hipertensión, para pacientes cardíacos. «Eran medicinas vitales, sin las cuales las personas mueren».

No cree en los cuentos sobre el bloqueo que difunde el gobierno de Maduro. «La plata que ellos se han robado la tienen en cuentas en el extranjero, eso es lo que le ha quitado la atención  médica a los venezolanos. Ellos han ido tergiversando el bloqueo, por fortuna aquí hay más de 900 periodistas que están documentando que a Venezuela quien la tiene bloqueada es el propio gobierno. Ellos desviaron por completo la plata de la salud y eso duele mucho».

El doctor Carlos Becerra está consciente de que en los hospitales de Venezuela tampoco hay luz. Conoce a médicos que operan utilizando baterías de carros o pequeñas plantas eléctricas para alumbrarse. Trabajan con las uñas, pero con amor, por eso los ayudamos. Muchas veces ellos traen los pacientes y aquí los operamos, otras veces les mandamos ayuda médica a través de fundaciones.

También vio a supuestos guardias quemar una tracto mula que llevaba alimentos. «Les gritábamos que eso era para sus familiares, para todos los venezolanos, pero no les importó».

El despertar de la humanidad

En todo este drama ha visto un beneficio. El despertar del sentido de humanidad en Cúcuta. Reconoce que se estaban volviendo muy duros y eso era una equivocación. Hace un tiempo en Colombia se aseguraba que la crisis de Venezuela era creada, pero hoy se sabe que eso no es cierto. «Nadie busca un tirano para que te gobierne, para que te mande. Allí entendimos que debíamos ayudar».

Junto a otros especialistas creó un grupo de amigos de los venezolanos. Son ginecólogos, pediatras, internistas, ortopedistas, radiólogos y ecógrafos, que prestan asistencia a personas vulnerables. Solo necesitan que les expliquen su condición. Ellos van a los asentamientos donde hay venezolanos, llevan bebidas, alimentos y medicinas. «También les llevamos diversión porque la salud mental del venezolano está afectada y estas generaciones van a tener muchos problemas de este tipo».

En lo que va de año, este grupo de médicos amigos han regalado medicinas a más de 10 mil venezolanos. Se trata de muestras médicas con tratamientos hasta para seis meses que donan los especialistas.  Una vez a la semana van a alguna comunidad donde están los venezolanos, que están regados por varias partes.

La próxima semana tienen prevista una jornada de esterilización solicitada por un grupo de venezolanos. Un ginecólogo donó equipos de anticoncepción y también harán cirugías a varias pacientes que pidieron ligarse las trompas. «Ellas entendieron que en estas circunstancias más hijos no ayudan».

En el Norte de Santander la alerta amarilla se mantiene, la tensión no cede en esta frontera donde la ayuda humanitaria espera por pasar. Carlos Becerra cree que podría llegar a una alerta naranja que significa disponer de plasmas de choque si la situación se torna más peligrosa. Aquí hay capacidad para atender a unas 4 mil personas en situación de gravedad.




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