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Son héroes y el mundo lo reconoce, pero sus condiciones laborales distan mucho de ser las mejores. El anteproyecto de Ley para la Transformación de los Cuerpos de Bomberos de Venezuela en un Organismo de Defensa Nacional Contra el Fuego busca corregir los errores que definen una realidad impactante. Los bomberos trabajan con las uñas, arriesgan sus vidas y en contraprestación solo reciben carencias, olvido, abandono, pobreza.

Desde 1936, cuando se crearon los Cuerpos de Bomberos en Venezuela como órganos de prevención, combate, extinción de incendios y atención de emergencias, muchas cosas han cambiado. Hoy existen más de 110 cuerpos en las especialidades de urbanos, marinos, aeronáuticos y forestales, que no solo se encargan de apagar las llamas. Los avances tecnológicos, así como la certeza de vertiginosos y peligrosos cambios climáticos que han ido propiciando desastres naturales de consideración, obligan a una actualización de los encargados de atender situaciones de esta índole. Es una modernización que obligatoriamente debe incluir a sus equipos, esto por supuesto acompañado de un compendio de decisiones en materia de seguridad social que les aporten la tranquilidad necesaria para ellos y sus familiares.

En Venezuela, los bomberos están reconocidos en la Constitución Bolivariana como un cuerpo de seguridad ciudadana. Para el teniente coronel de bomberos Fezar Abukasem Linares, esto es una contradicción.

Abukasem Linares de miembro del Cuerpo de Bomberos del municipio Los Guayos. Bajo la autoridad del general de bomberos Luis Felipe Porte, comandante del organismo municipal, dio forma a una idea que rondaba su cabeza desde hace muchos años. Hoy ya es una realidad y tiene un objetivo: Crear el Ministerio de Bomberos.

Los bomberos de Los Guayos presentaron el anteproyecto de ley. Foto Carolina González

La seguridad social es necesaria. No es justo que esposas de bomberos hoy vivan a oscuras cuando el sol se oculta porque el dinero no les permite comprar bombilos. Algunas, desde su tristeza, recuerdan la muerte de sus esposos en cumplimiento del deber. Él, que era sostén de hogar murió salvando vidas, pero dejó a sus familias prácticamente en la indigencia.

Los casos datan de distintas épocas, incluso, desde la tragedia de Tacoa. Casi 40 años después, los recursos que aporta el estado para los sobrevivientes son tan insuficientes que algunos no pueden más que comer, en muchos casos sin los complementos nutricionales que requiere el organismo. El ingreso, que no era bueno en la cuarta, ha desmejorado sustancialmente en la quinta república.

Esta no es una historia única. Hay miles de testimonios dramáticos que motivaron a los Bomberos de Los Guayos a desatar su imaginación, a no quedarse cruzados de brazos, a activarse y proponer.

No es solo lo difícil de combatir incendios sin recursos para ello, es también lo difícil que se hace subsistir para las familias de quienes trabajan en esas condiciones y, peor aún, para los que lloran al ser que ya no está.

Ministerio de Bomberos, una opción para devolver la majestad 

Abukazem recuerda con claridad los inicios de un proyecto que ya hoy está en la Asamblea Nacional. Lo primero fue conformar la Comisión Nacional de Investigación para la Transformación de los Cuerpos de Bomberos de Venezuela, que de encargaría de definir la realidad actual.

Así, en conjunto con el general Porte y otros compañeros, se rodearon de ingenieros, abogados, químicos y de gente de la sociedad civil interesados en el tema. Juntos comenzaron a analizar la realidad. «Fue un estudio profundo que incluyó la revisión, incluso, de la Constitución que nos reconoce como un cuerpo de seguridad ciudadana, como un servicio público sin personalidad jurídica, cuando en realidad somos parte de la seguridad y defensa de la nación».

Teniente coronel Fezar Abukazem Linares. Foto Carolina González

Es una contradicción que los obligó a plantear un proyecto que básicamente tiene como meta lograr una enmienda constitucional del numeral 3 del artículo 332 para dar paso al Organismo de Defensa Nacional contra el Fuego o, como ellos lo definen, el Ministerio de Bomberos..

Pero no es la única. Los bomberos tienen jerarquías militares: son generales, tenientes coroneles, capitanes, pero la Constitución los considera un organismo de carácter civil.

La Comandancia General de Bomberos no está, contradictoriamente, en manos de un oficial de bomberos. La han ocupado en su mayoría militares y policías.

Con la vista puesta en la transformación de los cuerpos de bomberos de Venezuela en un solo organismo comenzaron a trabajar.

En manos de la AN  

La propuesta fue entregada por miembros de la comisión el 18 de octubre de 2020. Fue recibida en la comisión de Seguridad y Defensa de la Asamblea Nacional, que preside el diputado Fernando Soto Rojas. En el se plantea la conformación de un Ministerio de Bomberos, que agrupe a bomberos forestales, aeronáuticos, marítimos y urbanos. Va acompañada por una Ley de Prevención del Fuego y Riesgos Naturales y Sociotecnológicos en Venezuela.

Según Abukazem, este planteamiento viene a llenar un vacío en el país, donde no existe una ley de Prevención y Riesgos Naturales y Sociotecnológocos. No la hay ni en Venezuela ni en Latinoamérica.

El ejemplifica su afirmación de la siguiente manera: Hoy tenemos riesgos de contaminación sónica, por productos químicos, existen equipos y sistemas tecnológicos que no existían hace 20 años, cuando los riesgos eran otros.

Los ideólogos incluyeron en el proyecto varios aspectos: En principio, que el ministerio sea conducido por oficiales profesionales de carrera bomberil, pero también quieren asumir responsabilidades que hoy día no les son asignadas. «Es una necesidad imperiosa que nos permitan identificar los riesgos de equipos, maquinarias y otros elementos que entran al país por los puertos. Que todo material que pase por las aduanas sea sometido, además de las inspecciones de la Guardia Nacional y el Seniat, a revisiones de bomberos para conocer los riesgos contaminantes, radioactivos, de fuego, entre otros».

El anteproyecto de ley intenta corregir esta situación. Por eso es importante que no sean vinculados con la seguridad ciudadana y que se conviertan en un organismo nacional que pueda ejecutar esas tareas.

En particular, piden que los bomberos sean reconocidos como profesionales, que sean un organismo nacional de prevención, protección, combate, extinción del fuego e investigación de riesgos naturales y sociotecnológicos. «Sería un ministerio comandado por oficiales profesionales de bomberos, autónomo, con una tropa profesional y que genere sus propios ingresos«.

Los beneficios serán para la nación en cuanto a prevención y protección contra el fuego, evitando calamidades como la del puerto de Beiruth, por ejemplo, donde una explosión acabó con buena parte de la ciudad. También lo será para la población, que contará con un organismo que realmente les garantice la prevención y combate.

El beneficio para el personal radicará en incrementar su capacidad real para enfrentar situaciones, dotados de equipos adecuados, y que cuente con un buen esquema de seguridad social para contrarrestar el desamparo que han tenido hasta ahora, al igual que sus familias.

Esto es una necesidad real. Dependiendo de la jerarquía, un bombero gana unos 5 dólares al mes. Si se jubilan el ingreso se congela por un tiempo, que puede extenderse considerablemente. Si mueren, sus familias quedan en el abandono. Son situaciones recurrentes, inocultables e indignantes.

Y suele suceder, ya que la exposición al humo y el calor ocasiona en los hombres y mujeres de azul una serie de padecimientos que, en algunos casos, conducen a costosos tratamientos e, incluso, a la muerte.

El proyecto que nació en Los Guayos se centra en mejoramiento de equipos, condiciones laborales, respeto a la jerarquía y autonomía para poder ejecutar medidas preventivas acordes con la época actual, con el siglo 21, y así dejar atrás a un hombre que está colgando de un camión con una manguera echándole agua al fuego.

El trabajo ha sido arduo. De las averiguaciones realizadas por la comisión nacional de investigación concluyeron que ninguno de los cuerpos de bomberos de Venezuela cumple con los estándares mínimos exigidos para disminuir los riesgos en las ciudades y poblaciones. «Falta equipamiento idóneo, que incluya equipos de elevación, brazos articulados, drones, equipos mecatrónicos para edificios de altura y, como en el caso de Carabobo, zonas industriales. Son equipos que evitan poner en riesgo las vida de las personas, entre ellos los bomberos, y minimizan las consecuencias para las ciudades».

Abukazem recordó que el incendio de la catedral de Notre Dame fue combatido por equipos robóticos dirigidos a distancia, que trabajan con mayor facilidad, rapidez y sin poner en riesgo la seguridad humana

¿Una utopía?

Por supuesto que no. El proyecto es viable. Un equipo robótico cuesta unos 50 mil dólares. «En el país hay empresas que pueden producir los chasis y sobre ellos pueden trabajar las universidades. El 90% del mundo ya trabaja de esta manera».

Abukazem reconoce que 50 mil dólares es una cifra elevada para una  persona, pero para un Estado no. «Un arma de fuego no sé cuanto cuesta, pero la diferencia con el precio de un equipo robótico es muy poca. Además, el país los necesita».

La gran ventaja es que los cuerpos de bomberos generan ingresos a diario, que bien podrían servir para una actualización de los equipos. Ellos producen dinero a través de las permisologías, asesorías, cursos, servicios no emergentes, los cuales en la actualidad van a un fondo. El planteamiento es que esos recursos sean administrados por el Ministerio de Bomberos, al que obviamente el Estado debería asignar un presupuesto que sería significativamente inferior al de otros ministerios. La autogestión es una posibilidad real

Trabajo adelantado

Los bomberos proponentes del proyecto se han encargado de buscar las maneras de reorganizar el país en cuanto a prevención de fuego y riesgos naturales y sociotecnológicos. «Ya hemos hecho un estudio de los 335 municipios del país, estableciendo cuáles son los riesgos de cada uno y cuáles son los equipos que se necesitan. La gente dice siempre que equipar a un bombero cuesta mucho dinero, pero ¿cuánto salva un bombero?, ¿cuánto vale una vida?».

Equipos robóticos como estos, a diferencia de un arma de fuego, están hechos para dar vida. Si de paso el Ministerio de Bomberos puede pagarlos gracias a la autogestión, la realidad sería totalmente distinta.

Abukazem contempló en la propuesta la dotación con vehículos diseñados para el combate y extinción del fuego, no con camiones cisterna con una bomba de riego, que dificultan las labores.»Si tengo un edificio de 10 pisos, pero una bomba que me da un pequeño caudal y presión de agua, entonces ¿cómo combato ese incendio? Eso es irreal

Celeridad en las discusiones

El proyecto está en la comisión de Seguridad y Defensa de la Nación de la AN, donde también están las propuestas de solución. Los bomberos piden un poco más de celeridad a la discusión sobre este tema. Saben que se está trabajando sobre el particular, pero esperan que los llamen a explicarlo y discutirlo. «Si hay algo que corregir se corrige».

Por eso el llamado es al presidente, a los ministros, a diputados, gobernadores, alcaldes y a la sociedad civil en general, a las cámaras de industriales, de comercio, de pequeños y meidanos empresarios, al Rotary Club y al Club de Leones a que se unan en torno a este proyecto, surgido de Los Guayos para Venezuela.»Que nos sentemos a discutirlo, a modificar lo que haya que cambiar, pero que vayamos todos hacia una enmienda constitucional para la creación del Ministerio de Bomberos dirigido por oficiales bomberiles, con equipos de vanguardia y seguridad social. Así el país podrá contar con un organismo en capacidad de enfrentar cualquier circunstancia que se pueda presentar».

El general Luis Porte respaldó en cada planteamiento la exposición de Abukazem. Le preocupa la situación del personal. «Necesitamos respaldo y unión para hacer un cambio histórico. Este es un grito de desespero, pero también de esperanza para cambiar la sitaución de los bomberos y sus familias».

General Luis Porte, comandante de los Bomberos de Los Guays. Foto Carolina González

 

Porte ha sido testigo del drama. «Detrás del uniforme existe también una familia. Hemos estado en los entierros de nuestros bomberos, frente a una familia devastada que queda huérfana y que después del entierro se enfrenta al olvido total.  No solo se trata de equipos, sino de la parte socioeconómica del bombero y su familia».

El proyecto surge de la necesidad de cambio en todos los aspectos de la labor de un bombero, desde los equipos hasta la seguridad social. El 19 de diciembre de 2022 se cumplirán 40 años de la tragedia de Tacoa. Qué mejor reivindicación para los bomberos y para la memoria de los caídos que aprobar en esa fecha la creación del Ministerio de Bomberos para reconocer la labor de estos héroes de azul que cuentan, además, con el reconocimiento de la sociedad.




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