Justo detrás del plato, en la tribuna central baja, sector 3, se ha sentado durante los últimos 11 años de forma consecuente José Miguel Páez León, fanático fiel de los Navegantes del Magallanes. De cerca y con mucha pasión vivió cada lanzamiento, cada batazo que uno de los suyos ejecutó. también sufrió, con amargura, cada partido perdido en instancias decisivas.

Con apenas un año llegó, junto a su familia, a la capital de Carabobo. Valencia lo vio dar sus primeros pasos e iniciar su formación integral. Aunque de manera recreativa y en partidos armados con vecinos y conocidos, participó activamente en varias disputas amistosas de béisbol. Así llegó su primer contacto con una pasión que se mantendría por mucho tiempo.

A los 11 años llegó su primera visita al que, a la postre, se convertiría en su segundo hogar en el último trimestre del año.En el estadio José Bernardo Pérez,  Magallanes – Tigres fue el duelo que presenció en directo y que lo enganchó, como un amor a primera vista.

Las visitas fueron recurrentes, pero los estudios y el trabajo lo separaron de ese amor que había conocido con apenas 11 años de edad. Su contacto con el béisbol prosiguió en la Universidad de Carabobo, cuando formó parte de un conjunto de la Liga Interna de Ingeniera por una temporada. Posteriormente abandonó los estudios para enfocarse en el área laboral con su padre.

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Cinco campeonatos ganó Magallanes desde su primera visita. Esporádicamente fue en esas campañas a ver a su equipo. La primera final que vivió de cerca fue la del 2000-2001, ya tenía 14 años de casado con Alehem Fernández y dos hijos: María José, que llegó en el 87; y José Miguel “Joche” que completó el cuadro familiar en 1990.

José Miguel Páez León fue un reconocido entrenador de béisbol menor. Incursionó en las Pequeñas Ligas de Flor Amarillo cuando su hijo cumplió seis años. Fue una referencia en la región por aproximadamente 10 años. Impartía los conocimientos que iba adquiriendo con el pasar de los años en su afición estelar por la disciplina.

Algunos peloteros que formaron parte de la primera etapa de Magallanes en Valencia están en su mente. “Jugadores como Dámaso Blanco, Gustavo Gil, Jesús Aristimuño y Gregorio Machado son las figuras que recuerdo por lo que representaban».

Cardenales le aguó la fiesta de ver su primer campeonato. Con la desazón de no poder disfrutar de la consagración por primera vez en el mismo recinto al que había ido esporádicamente y el cual conoció a los 11 años. «La sensación en esa final fue de decepción, el equipo había tenido un buen año, había un grupo sólido y no se pudo concretar el campeonato».

A Páez, que se distingue más por los conocimientos que por la pasión desbordada, que vivió cada paso de su equipo siempre de forma objetiva, como un buen amante del béisbol, le tocó esperar para ver a magallanes coronarse desde las sillas del estadio. Una temporada después llegó la consagración de la Nave Turca, con Phil Reagan como manager, serie que se llevaron de forma cómoda 4-1 ante los Tigres de Aragua.

Una de cal y muchas de arena, una alteración del dicho popular que refleja la verdadera historia. Tras el campeonato, Magallanes entró en otra de las sequía que el fiel aficionado definió como una «dura etapa». El dominio de su vecino, los Tigres de Aragua, afectó a Magallanes en aquella final de 2006-2007 en la que, pese a estar abajo en la serie, es recordada «por una remontada insólita» de los felinos que estará en los recuerdos negativos de José Miguel para toda la vida.

En la 2009-2010 Caracas, el eterno rival, hizo lo propio en una serie memorable. «Contra Caracas era como si hubiera fallecido un familiar, la sensación en el JBP era de mucha tristeza, había niños llorando y no había forma de consolarlos, fue un momento muy triste».

Once años tuvo que esperar. En ese proceso formalizó una especie de matrimonio con la institución magallanera, compró su primer abono en la temporada 2006-2007 y desde ahí no paró nunca de renovar su carnet para ver al equipo de sus amores. “La lealtad del aficionado valenciano se demuestra en cada temporada con su fidelidad, pese a estar en un mal momento” comentó a El Carabobeño el presidente de Magallanes, Roberto Ferrari. Páez León es un ejemplo de ello.

REGRESÓ LA GLORIA Y EL SUEÑO CON EL TRICAMPEONATO

“No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”… Ya el conjunto naviero había pasado por dos sequías de 15 años. La última duró cuatro años menos, pero fue igual de sufrida por la fanaticada.

Acabar con la mala racha generó muchos episodios de tensión. La temporada 2012-2013 citó en la final a Cardenales y Magallanes. Páez vivió ese duelo se vivió como una revancha: Lara había ahogado su grito de campeón en la primera final a la que asistió en el José Bernardo Pérez. Este juego era especial.

Para esta edición, los valencianos contaban con un line up bastante sólido. Pablo Sandoval y Elvis Andrus, grandeligas consolidados, llegaron para buscar ese esquivo título para el Magallanes. «Esa final fue especial por la forma como se ganó, se vino de atrás y en el ultimo compromiso hubo muchos cuadrangulares, eso sumó emoción», expresó uno de los fanáticos más fieles sobre la consagración y el campeonato número 11 en la historia.

Un año después la nave turca repitió ante Caribes de Anzoátegui y comenzó a soñar con emular a Industriales, Leones y Tigres como los elencos tricampeones de la pelota venezolana. El escenario se dio, el equipo logró estar en la final por tercer año consecutivo, los orientales nuevamente eran los rivales y fueron los responsables de quitarle la ilusión al aficionado regional.

En la temporada 2015-2016 llegó la cuarta final consecutiva para el elenco carabobeño. Los Tigres de Aragua, viejos conocidos, eran los del frente. Magallanes arrancó 2-0 arriba y terminó perdiendo cuatro compromisos de forma consecutiva, para caer derrotados y ver escapar la posibilidad de conseguir su decimotercer campeonato.

José Miguel Paez, sin embargo, decidió renovar su abono para la temporada 2017-2018. Sus razones son contundentes. «El béisbol es un espacio de esparcimiento y si tenemos la posibilidad de adquirir los abonos, nuestra pasión por el equipo hará que estemos cada temporada».

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