Los vendedores de Tienda de Béisbol Import 1701 C.C. no ven los pasillos de su tienda tan llenos como antes. Ya no hay tantos niños revisando bates, gorras, y mucho menos fanáticos que salen del negocio con bolsas llenas de camisas de su equipo predilecto. Lo que sí ven con preocupación son las caras de sorpresa y disgusto por los elevados precios de los productos, que ya no pueden costearse.
Es una realidad que desde 2016 los vendedores de la tienda del Museo del Béisbol en el Centro Comercial Sambil Valencia viven.
Es martes 26 de septiembre a las 8:00 p.m y en todo el día no ha habido ni una sola venta. Ya es un escenario común que se repite en 2017, con un aumento que hace temblar a los vendedores, pues a pesar de tener clientes fijos ya no es lo mismo que en años como el 2010 o 2013.
Ramdy Becerra, encargado del local, afirmó que los más afectados no son los fanáticos que antes de octubre se apertrechaban de mercancías para lucir en los partidos. “Son los jóvenes que sueñan con ser beisbolistas y llegar a formar parte de un equipo como Magallanes, Leones del Caracas y Tiburones de La Guaira”.
En las ligas menores, niños y adolescentes de hogares humildes no tienen cómo costearse un par de zapatos de 800 mil bolívares o un guante de entre 500 y 600 mil bolívares. Son precios que muy pocos pueden pagar, inclusive en la golpeada clase media.
La crisis se respira dentro de la enorme tienda. Cada anaquel tiene algo que mostrar y no hay huecos ni muestra de escasez, pero ya no piden la misma cantidad de mercancía, porque saben que mucha se quedará en el almacén. El encargado, sin embargo, dice que aún pueden aguantar un poco.
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Antes sí, ahora no
Antes del 2016 los clientes se llevaban la colección completa de un equipo y no una sola, sino para todos en la familia y hasta para regalar. Ahora con suerte venden gorras o una que otra camisa, pero el público ha cambiado y es más exclusivo y receloso al momento de comprar, mientras las ventas siguen a la baja, apenas a una semana del inicio de la temporada de la Liga Venezolana de Béisbol
Magallanes y Leones son los equipos que más generan ventas y en Carabobo la Nave Turca es el rey por excelencia. En ese comprador destacan todas las clases sociales, unos con más esfuerzo que otros, porque quieren su producto original. Estos compradores estaban presente todo el año, ahora ocurre pero con menos frecuencia, destacó Becerra, acompañado por Edgar Matute, trabajador del local.
Una gorra cuesta 70 y una camisa 130 mil bolívares. Si es de temporadas pasadas el precio varía, pero puede oscilar entre los 30 y 50 mil bolívares. Antes el valor del primer producto era de dos mil 500 bolívares y la camisa cinco mil.
La tienda está especializada en béisbol, además de ropa, ofrece artículos de colección como vasos, muñecos de foami en forma de mano que ya no se venden, primero por su elevado costo y porque tienen muy poca salida.
Las quejas de los clientes son recurrentes. Muchos dan la vuelta y se van, pero aún hay algunos que asumen los costos porque son fieles a los productos de calidad. Es parte del deseo del fanático lucir lo mejor y demostrar que son seguidores de sus equipos en las buenas y en las malas.
El béisbol sobrevive
Sentados detrás del mostrador, sobre unos taburetes de madera y mientras los pasillos del Sambil se vacían, los vendedores admiten estar a la expectativa de lo que ocurrirá en los próximos meses. Sin duda ven al deporte como el gran perjudicado. Ellos se enfocan en el aprendiz que quiere ser un Kung Fu Panda, un Johan Santana, pero los semilleros decaen y con él los sueños.
Con risas nerviosas, ambos afirman que no saben quién es el culpable de esta crisis económica que ha golpeado a la tradición deportiva del venezolano, pero están seguros que se superará y volverán los tiempos de gloria.
Ninguno paga abonados, pero tratan de ir a uno que otro partido. Ahora es muy sencillo adquirir entradas, porque no todos están dispuestos a asumir los costos.
Becerra y Matute son magallaneros. Es un sentimiento con el que crecieron, desean volver al José Bernardo Pérez, ver la casa llena y disfrutar de la camaradería del aficionado venezolano.
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