El recién suspendido proceso electoral para elegir autoridades universitarias, puso en escena un modo ambiguo de conducirse por parte de las autoridades universitarias, al mejor estilo oficial para preservar el poder. Comportamientos que simulan una conducta, cuando en realidad se está favoreciendo otra.
Lo novedoso del asunto es que los protagonistas actúan de manera evidente, sin recato ni pudor alguno. Por ejemplo, mientras se anuncian medidas en el Consejo Universitario para “defender” el proceso electoral, al mismo tiempo se les brinda homenajes y reconocimientos a los dirigentes laborales, quienes en nombre del sector gubernamental, solicitaron al TSJ la participación electoral, en igualdad de condiciones a la del Sector Profesoral, lo cual facilitó la suspensión del proceso.
A uno de ellos se le condecoró por su hoja de servicios universitarios, y al otro se le reconoce para protagonizar el Pregón Universitario navideño. En definitiva, se les brinda un espaldarazo rectoral e institucional, lo cual atropella e intenta humillar a la comunidad universitaria, deseosa de ejercer su voluntad democrática, luego de tres lustros sin elecciones.
Inspirada en la misma desacomplejada actuación, la plancha oficial del sector rectoral, que tiene 15 años de gestión, hace una “condena” de la suspensión del proceso, mientras la comunidad universitaria atónita descubre el video de la reunión celebrada en Bárbula, entre autoridades y candidatos a autoridades, junto al gobernador Lacava y Maduro, donde éste último hace entrega de autobuses, decorados con su rostro y símbolos gubernamentales.
De modo parecido se cuela un cierto comportamiento de ambigüedad refinada, escenificada por personajes universitarios, que actúan ante el país como protagonistas de un cambio radical, pero que en la universidad apoyan y callan ante esta conducta colaboracionista del gobierno universitario, registrado en distintos medios comunicacionales, en eventos que gozan de un cuantioso registro fotográfico, difundido no solo en la comunidad universitaria, sino en el país y la región. Hacen una campaña tipo “al mazo dando y a Dios rogando”.
Este es un punto de inflexión donde están claramente definidos el momento, los actores y papeles que plantea el momento universitario, los que queremos un cambio democrático y plural en nuestra universidad, y los que quieren simularlo para terminar de hundir nuestra magna casa de estudios.
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