Venezuela atraviesa una crisis aguda en todos los ámbitos, con un intervencionismo aberrante que perturba nuestro desarrollo. Los venezolanos tenemos derechos a ser gobernados por personas con capacidad para restablecer el equilibrio socio-político y la búsqueda ascendente de nuestro bienestar, que representen una nueva actitud mental y moral. Lamentablemente la confrontación política y las ideas han descendido para darle paso a la más cruda plebeyez expresiva.

El viejo esquema mantiene una distancia entre la sociedad y la política

El viejo esquema mantiene una distancia entre la sociedad y la política, obstaculizando la consecución de acuerdos y cambios que garanticen el cambio anhelado, basado en la cooperación pluralista, en las redes sociales, en estrategias y decisiones compartidas, inclusión y participación ciudadana, seguir apostando a un liderazgo miope, mediocre, personalista y desprestigiado, es condenar al país a una recurrente crisis de inestabilidad, ingobernabilidad y confrontación inútil.La desgastada dirigencia partidista no evolucionó hacia la plena democracia institucional, pluralista e integradora, se encuentra anclada en el caudillismo, la arbitrariedad, la soberbia, la arrogancia, el verticalismo, el clientelismo y la intolerancia.

 

Cuando hablo de la posibilidad de un outsider lo hago por considerar la necesidad de contar con un personaje que se encuentre fuera del espectro político electoral. El Outsider es producto del descontento social y de la incertidumbre política. Generalmente es una persona profesional, con experiencia en política, un tecnócrata más que un político tradicional, con un mensaje conciliador y unificador, contrario a la confrontación inútil, con un programa innovador, simple y claro y con soluciones concretas, se hace acompañar de un equipo multidisciplinario, pluralista, multicromático y suficientemente competente para lograr el éxito en su gestión.

Los venezolanos, ante la falta de nuevos liderazgos, ya no ven en los partidos y en los dirigentes políticos tradicionales a los que mejor representan sus ideales, su visión, sus valores, los partidos políticos lejos de evolucionar, involucionan, los dirigentes políticos conscientes de la crisis no reaccionan frente a ella.

La MUD requiere un cuadro fuera de las organizaciones políticas, unas figuras de trayectoria y experiencia, pero, sobre todo, con la capacidad para sacarla de la crisis política. buscan independientes, un ‘outsider’, alguien no identificado con una agrupación política definida.

La MUD es una plataforma de pensamiento y acción para promover la transformación que requiere Venezuela. Es un instrumento al servicio de todos; un compromiso y una invitación abierta a participar. La MUD es la opción para consolidar una mayoría capaz de producir el cambio político que hace falta en Venezuela, pero requiere de un esquema organizativo propio para ello.

 

La MUD es el camino para lograr los cometidos, es la alternativa para la protesta cívica, pacífica, enérgica y valiente, es el vocero del pueblo, pero requiere de preparación y prestigio, por ejemplo, para Caracas se necesita un Ramón I. Aveledo  y en Carabobo, para dirigir la MUD local, tenemos nombres como Jesús “Chucho” Ganem, Guillermo Manosalva, Diego Borges, Jessy Divo de Romero, Elis Mercado M., Arquímedes Román y otros que se me escapan a la memoria, personas preparadas y capaces de ser la alternativa para combatir el desaliento, la apatía y la desconfianza, frente al régimen.

 

 




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