Niala Oballos. Foto: Cortesía

Para Naila no es fácil rememorar el momento en el que su esposo casi le quita la vida. Con el mismo miedo de la noche que recibió la agresión más fuerte, cuenta su historia: después de un compartir entre amigos, al que acudieron los dos, Juan la golpeó salvajemente cuando estaban en su casa en Valencia. Hoy, el hombre goza de una “libertad condicionada”, bajo la figura de arresto domiciliario.

La historia comenzó un 23 de junio. Juan había bebido mucho y discutía con Naila. De pronto se abalanzó sobre ella y comenzó a ahorcarla. La mujer trataba de defenderse, pero vino un fuerte golpe en su cabeza. Otro. Y otros más, que la debilitaron. Se sentía sin fuerzas para seguir luchando. La niña de ambos, de cuatro años, tomaba a su papá por la manga de la camisa, mientras suplicaba que dejara de golpear a su madre. “Mi hija me salvó la vida”, recuerda Naila.

Esa no era la primera vez que ocurría un episodio de violencia en el hogar, pero quizás sí el más doloroso. Naila asegura que en varias ocasiones la abusó sexualmente. “No más”, dijo. Cargó a su pequeña hija y salió rápido de la casa. Pidió ayuda a una amiga y juntas fueron a la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas para poner la denuncia. Su rostro sangraba. Más tarde, un médico le diagnosticó desviación de tabique y mandíbula.

El fiscal general de la administración de Nicolás Maduro, Tarek William Saab, identificó al hombre como Juan Reina, a quien catalogó como “cobarde agresor”, y designó a la fiscalía 64 para que solicitara orden de aprehesión en su contra. En efecto, así fue: Juan fue detenido, pero solo le imputaron el delito de violencia física. Los apoderados de Naila Oballos solicitaron que le agregaran cargos por violencia sexual y femicidio agravado en grado de frustración, pero fue calificado en la primera audiencia de presentación.

 

El juez que lleva la causa ordenó arrestro domiciliario para el también empresario carabobeño, que no cumple a totalidad, pues según Naila el hombre sale en un vehículo sin placas, por lo que teme que en cualquier momento consume el femicidio y su hija se quede sin madre y en manos de su verdugo quien, incluso, posee un arma de fuego con la que constantemente la amenazaba. De hecho, le incautaron un estuche y municiones 9 mm, sin que las autoridades investigaran la precedencia y la ubicación de la pistola

La víctima teme que le pase lo mismo que a Génesis Montilla en junio de 2022, quien fue asesinada en Guacara en manos de su pareja, luego de que el día anterior liberaran al sujeto, que estuvo preso por unas horas por intentar apuñalarla. Denunció y le dieron un papel que la “alejaba” del hombre, también colombiano, y a él lo dejaron ir. Luego regresó con un arma y le quitó la vida. El caso, por cierto, sigue impune.

Naila insiste en pedir que su agresor sea trasladado a un centro de reclusión de donde no pueda salir. A pesar de la denuncia, no se siente segura. No quiere ser una más en la lista.




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