Gobiernos extranjeros y medios de comunicación de diferentes partes del mundo (según el léxico “robolucionario”): la conspiración imperial asecha al régimen comunista en Venezuela, en momentos en los cuales se debate para sobrevivir su peor crisis desde que se instauró como tal. En cualquier nación normal del mundo, éste sería tiempo de desplegar lo mejor de la diplomacia pública o comunicacional para mitigar y controlar daños.

 Se ha dicho que la comunicación es a la diplomacia lo que la sangre es al organismo humano. Si esto es así, el régimen bolivariano sufre de anemia severa. El concepto de comunicación que se asocia a la diplomacia y que se remonta a la antigua relación de los faraones de Egipto con Babilonia y Asiria, no tiene cabida en la estrecha y parroquial concepción del Socialismo del Siglo XXI (“SSXXI”).

 La actual situación económica, política y social en Venezuela es muy complicada, lo que hace que sea un poco difícil de entender para los de afuera. Por un lado, hay muchas personas que defienden la Revolución Bolivariana, apuntando a los éxitos (¿?¿?) que ha tenido en: 1- la reducción de la pobreza (Sic…); 2- la desigualdad; 3- el aumento de la participación ciudadana; y 4- el autogobierno (¿?¿?). Ante semejantes afirmaciones, cabe destacar que ahora se ve lo que antes no se veía; p. ej. y respectivamente: 1- gente buscando comida en las bolsas de basura, 2- mayor brecha entre unos y otros respecto de la capacidad de compra, 3- represión bestial (¡criminal!) contra la participación de la gente descontenta con la gestión del actual régimen, y 4- el absolutismo dictatorial nacional (habiendo quitado gobernadores electos por el pueblo y destinarlos a que desempeñen otras acciones a favor del régimen, p. ej.: en Aragua, Carabobo, Anzoátegui; y hasta también colocar un “gobierno paralelo” al regido por un gobernador elegido popularmente: caso específico, el del Estado Miranda) ante la complacencia de varias ramas del poder (actualmente: no todas) desestimando así la voluntad de autogobierno expresada en los comicios electorales en los que fueron favorecidos por quienes eligieron.

Por otro lado, hay un coro de críticos, no sólo los habituales de la derecha política, sino también de la izquierda, que reprochan la corrupción y la absurda e ineficaz gestión económica de esta dictadura, la alta tasa de inflación y la escasez, y el juicio de un político de oposición de muy alto perfil de formación académica, a quien esta dictadura acusa de fomentar la violencia (lo mantuvo preso en “Ramo Verde” y ahora en su domicilio familiar).

¿Cómo llegó Venezuela hasta aquí? ¿Qué ocurrió después de la muerte del inspirador de este desastre? ¿El proyecto se descarriló, se atascó, golpeó un rompe-velocidades, o totalmente se estrelló? Con el fin de responder a estas preguntas, se analizan los orígenes de la actual situación socio-económica-política.

La “robolución bolivariana”, sin duda, está pasando por uno de sus períodos más difíciles en este momento. Con la inflación alcanzando una cifra sin precedentes por encima del 1.000 por ciento para este año, las indignantes largas colas, casi constantes, ante los supermercados subsidiados, y la escasez esporádica (o casi permanentemente) de muchos bienes de consumo, toda la población -ya sea chavista, simpatizantes de la oposición, o la denominada «ni-ni» (ni de un lado ni del otro)- está frustrada con la situación cada día más crítica: hay especialistas quienes afirman que las reservas de dinero no llegan a diez mil millones de dólares estadounidenses y pronto deberá pagar intereses de la deuda externa y se augura una altísima probabilidad de incurrir en “default” (no pago de los compromisos por incapacidad financiera) y deberá decidirse entre paga tal deuda o comprar alimentos para la población, añadiendo que para el próximo semestre la agricultura nacional sólo tiene la capacidad de suplir apenas el 20% de lo necesitado por la población del país para alimentarse; es decir: que vendrá hambruna con todas sus nefastas consecuencias.

Mientras que este régimen dice que los problemas son el resultado de una guerra económica que se libra en contra su “gestión”, la oposición sostiene que el régimen es el culpable de esto por su pésima faena económica, radicada en un dogmatismo comunista anacrónico que le domina, y dice que ésta es la causa determinante de todo. La verdad, como siempre, es más complicada (siendo conveniente observar que la extinta Unión Soviética y China Popular ya no implementan los postulados por dicha dogmática).

En estas circunstancias, este régimen tendente a evitar cada día más la información sobre estas realidades nacionales ha impuesto estrategias sociológicas como el acoso, la intimidación, la persecución y el silencio noticioso.

El acoso, en términos generales, es la situación que se presenta en un determinado ambiente social, en la cual una(s) persona(s) ejerce(n) violencia psicológica extrema y recurrente sobre otra(s), con la finalidad de que el acosado asuma alguna conducta determinada o simplemente por el ánimo de dañarlo.

El acosador tiene dos causas para perpetrar este delito: el miedo y/o la rabia. En la mayoría de los casos, el acosador es una persona insegura, deshonesta, y mediocre (los índices de inseguridad, de corrupción, de escasez, son cifras comprobables en cualquier momento), de allí el miedo o la rabia que le produce la víctima y el porqué de sus actos.

Especial atención merece el perfil del acosado o víctima. Generalmente, se trata de una persona que tiene alta probabilidad de ser envidiado o temido por sus características personales, sociales o familiares; en algunos casos el acosado resulta ser una persona con éxito social, de buena fama, inteligente o de buena apariencia física (características de muchas personas disidentes de la actual gestión pública); muy frecuentemente, se trata de personas que paradójicamente suelen ser los que se destacan en una organización o grupo social. También se dan casos en los que la víctima es atacada por algún tipo de vulnerabilidad, por ejemplo: gente muy joven, o con alguna discapacidad.

En el caso Venezuela, el acoso está siendo perpetrado debido a la ideología política, la religión, la procedencia geográfica, la raza, la marginalidad, etc., de los jerarcas de este régimen.

La intimidación es una acción muy común que se da entre los seres humanos y que consiste básicamente en generarle, provocarle miedo o temor a otro a través de una acción concreta (p. ej: a través de amenazas) y que generalmente viene acompañada de violencia, física o psíquica, con la finalidad de causarle daño(s) concreto(s). Una frase celebre de Rómulo. Betancourt, quien fue Presidente de Venezuela a finales de la década de los 50 y primeros de los 60 del siglo pasado, es: “La violencia es el arma de los que no tienen la razón”.

Con esto se quiere decir que la intimidación física puede consistir de un golpe, un disparo, entre otras opciones, y cuando es psíquica usualmente implica amenazas que anuncian la realización de algún daño, ya sea a la persona destinataria o a su entorno -vivencias que están padeciendo los jóvenes libertadores de esta Venezuela comunista, que desean un cambio total hacia la democracia y la libertad: ¡un escenario que no han conocido, pero que anhelan fervientemente!-.

 La finalidad de la intimidación es provocarle al otro temor para así poder doblegar su voluntad y que esa persona responda a sus intereses y haga lo que se le pide. Quienes despliegan la acción de la intimidación suelen ser personas con un perfil dominante que lo aumentan a través del uso de cualquier tipo de armamento -lo que está pasando en la Venezuela dictatorial con los organismos del SEBIN, CCICP y los demás órganos de seguridad del  estamento político-.

En casi todos los ámbitos resulta ser muy fácil encontrarse con alguna persona que se manifieste de esta manera, utilizando la intimidación como una manera fácil y rápida de conseguir sus propósitos, porque eso es lo que provoca el acto de intimidar, conseguir cosas y objetivos de una manera directa y segura, porque normalmente casi nadie se resiste a este tipo de accionar y mucho más especialmente aquéllos que no disponen de una manera segura o que no cuentan con una posición ventajosa, siendo una estrategia siempre puesta en acción por los regímenes dictatoriales, como el actual venezolano.

En ocasiones, el término persecución se utiliza en sentido simbólico para referirse al hostigamiento o la presión sobre una persona o un grupo que resulta diferente por sus características físicas o su condición social, política y/o económica. También se puede interpretar como seguimiento y maltrato a los miembros de un grupo social, político o religioso por razones ideológicas. Es lo que está pasando con el grupo opositor de esta Venezuela comunista, que desea una patria libre y soberana, sin ningún tipo de dominación extranjera.

El silencio noticioso busca que no se sepan algunos acontecimientos que están pasando, pues al ignorarse lo que sucede no hay conocimiento de la realidad que acontece y no se pueden hacer decisiones efectivas, eficientes ni eficaces. El régimen -para ocultar los sucesos que no le interesan que sean sabidos- acosa, intimida y persigue a los periodistas, los comunicadores sociales, las radioemisoras, las televisoras, los periódicos, etc., que pueden notificar la información acerca de lo que desea hacer y mantener invisible. En substitución de tales noticias, implementa cadenas de radio y televisión en las que divulga lo que le interesa sembrar en la mente de la gente: ¡subyugándola (sometiéndola, dominándola) completamente!

Por lo expuesto en los párrafos anteriores, los serios daños psíquicos, físicos y sociales que está sufriendo el pueblo soberano venezolano el cual es víctima de acoso social, intimidación, y persecución y de silencio noticioso, resulta muy importante conocer sus características, distinguir cuándo alguien en nuestro entorno sufre esta situación o cuándo personalmente se pudiera  estar siendo perjudicado de esta conducta ilegal.

El psiquiatra venezolano Franzel Delgado Senior, en referencia a los escenarios sociales producidos en los últimos dieciocho años en Venezuela por este SSXXI, afirma lo siguiente :“Enfrentamos a desquiciados, locos, asesinos, criminales, fanáticos, vivimos en un manicomio”.

En honor a los caídos en la lucha por la libertad.

 

 

 

 

 




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